El banderillero onubense Jesús Márquez ha sido herido de extrema gravedad por el quinto novillo de la tarde. También el novillero sevillano Antonio Espaliú fue herido menos grave en la axila izquierda por el tercero de Gabriel Rojas. El festejo, que quedó marcado por ambas cogidas, no ha tenido contenidos artísticos.
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Manuel Viera.-
Espeluznante la imagen y trágica la cornada. El banderillero Jesús Márquez se taponaba la herida a modo de cortar la abundante hemorragia. Un chorro de sangre brotó de su ingle cuando aún corría hacia las tablas. No llegó. Sus compañeros le auparon en sus brazos mientras impotentes intentaban tapar el orificio por donde se le iba la vida. Sucedió tras parear al quinto. Un certero pitonazo en la ingle tras dejar los dos palos le partió la femoral.
Antes, Antonio Espaliú giraba como un muñeco colgado por la axila en el pitón del tercero de la tarde. El sevillano de Coria del Río se disponía a llevar a su primer novillo al caballo cuando fue arrollado de forma brutal, golpeado en la cara y prendido por debajo del hombro izquierdo durante unos segundos que se hicieron eternos. Tuvo que ser arrebatado de los mismos pitones con un certero tirón del brazo que le dio su subalterno Alejandro Sobrino. Conmocionado y con una cornada en la axila se lo llevaron a la enfermería.
Así las cosas, la tarde se convirtió en un improvisado mano a mano entre el portugués Nuno Casquinha y el sevillano Martín Núñez. Una tarde sin contenido en la que el comportamiento descastado de los bien presentados utreros de Gabriel Rojas no dio para mucho. Tampoco los novilleros acertaron a levantar un festejo ya hundido por el impacto que supuso en el público las trágicas y espeluznantes cogidas.
Nuno Casquinha no dejó nada de interés tras la lidia del noble y soso primero, al que le trazó muletazos con ambas manos sin pizca de emotividad. Mató de estocada y descabello. Con el tercero –el que hirió a Espaliú- manso, soso y sin clase, logró correr la mano al natural sin que la faena tuviera continuidad. Algún que otro bien trazado muletazo no le bastó para puntuar. Tras pinchar dejó una estocada contundente y de efecto rápido. El quinto, descastado y parado, ya quedó dicho, marcó la tarde tras coger al banderillero de su cuadrilla Jesús Márquez. El portugués no se confió. Porfió despegado y con excesivas precauciones sin dejar un solo muletazo para el recuerdo. Con la espada y el descabello se eternizó.
Martín Núñez encaró el compromiso de lidiar y matar tres novillos con enormes ganas. De todas formas no tuvo su tarde, y aunque gustó la forma con la que saludó a la verónica, toreó después muy despegado a este segundo utrero, un animal que tuvo transmisión en las primeras embestidas aunque se quedase parado y agotado al final. Faena desigual, de escasos aunque buenos detalles, que no fue rematada con la espada. Al cuarto, al que le pegaron fuerte en varas, quedó aplomado e inválido en el inicio del trasteo sin que el sevillano alcanzara a hilvanar dos pases seguidos. Tras la estocada arriba le obligaron a saludar. Y con el sexto, manso y complicado, se esforzó a modo de evitar pasar la tarde en blanco. Tras un inoportuno desarme en los inicios de faena logró enlazar buenos muletazos diestros con su estilo y forma habitual. Faena de enorme esfuerzo, aunque desigual, jaleada por sus gente sin que con ella alcanzara la cota deseada. Pinchó antes de cobrar la estocada.
El mayor interés de la tarde radicaba en la vuelta a la Maestranza de Antonio Espaliú tras una temporada de escasos festejos toreados. No pudo ser, la fatalidad acompañó esta vez al esperanzador torero sevillano.
AL NATURAL |
Doble Domingo de Resurrección
Francisco Mateos.-
La Maestranza ha vivido en el último mes dos cornadas –la de Luis Mariscal hace un mes y la de esta tarde del banderillero onubense Jesús Márquez– que hubieran sido mortales de necesidad en otros tiempos no muy lejanos o en otras plazas-. Mariscal y Márquez han sido corneados en sus muslos con minuciosa precisión pro dos astados que le han seccionado los vasos vasculares más importantes de la pierna. La desagradable imagen de un hombre desangrándose literalmente en medio de la Maestranza nos tiene conmovidos. Aún teníamos el recuerdo grabado en nuestra memoria de Luis Mariscal sentado sobre el albero como un soldado herido de guerra, con el muslo abierto en canal y un charco de sangre bajo él, cuando nos ha sacudido la impactante imagen de Jesús Márquez, que ha llegado a la enfermería prácticamente vaciado de sangre en su cuerpo.
Y los dos han sido recuperados casi ‘del más allá’ bajo las precisas manos del doctor Octavio Mulet, con la supervisión de Ramón Vila. Es momento de rendir homenaje a un equipo humano y profesional de indudable calidad. Son situaciones extremas en los que perder cinco segundos puede tener consecuencias irreversibles. No sé cómo consiguen lo que a todas luces parece imposible. Es el más claro ejemplo de que, a veces, el destino permite que le hagan un quiebro y que hasta la muerte parece tener solución. La integración en el equipo médico de la Maestranza de un cirujano vascular también es clave para esta sorprendente respuesta médica, ayudados en lo técnico por los más modernos equipamientos y los adelantos de la ciencia. Este año el Domingo de Resurrección en la Maestranza no fue el 4 de abril, sino que ha habido dos: el 15 de agosto y el 12 de septiembre.
GALERÍA GRÁFICA |
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GALERÍA GRÁFICA de las cornadas |
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