La decisión y las ganas del sevillano Manuel Fernández ha sido lo único destacable en la primera novillada tras el ciclo de Feria de Abril. Los también debutantes Arturo Saldivar y Thomas Duffau se mostraron conformistas, preocupados más por la estética y la despaciosidad que por la verdad en sus formas.
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Manuel Viera.-
Tienen estilo –maneras le llaman-, se ponen bonito, lo hacen despacio, aunque preocupándose más de la estética que de la verdad en sus formas, trazan, dibujan, pero no emocionan. Ni siquiera lo consiguió Manuel Fernández, que tras comprobar cómo se le paraba el quinto ‘guardiola’ en los inicios de faena, optó por la demostración de valor dándose un arrimón de órdago, pero ni por esas consiguió llevar un mínimo de emotividad a los aburridos tendidos. El público pensó que ante un animal parado, inerte, sin embestir, hecho un mulo en el ruedo, no merecía la pena tal exposición.
Y así transcurrió la primera tarde sin agobios tras el ciclo de abril, entre novillos noblones que iban y venían sin demasiadas complicaciones, con escasa clase en sus embestidas pero aprovechables en más de uno de los lidiados, y entre debutantes conformistas que se contentaron con la elegancia de unos pases y poco más.
Tienen estilo –maneras le llaman-, se ponen bonito, lo hacen despacio, aunque preocupándose más de la estética que de la verdad en sus formas, trazan, dibujan, pero no emocionan |
Pese a ello Arturo Saldívar toreó con estilo al noble, aunque flojo, primero. El novillo de Guardiola tuvo clase en las embestidas, y el mexicano las aprovechó con la diestra tranzándole muletazos con buen pulso, aunque demasiado para fuera, e hilvanados. Fue lo mejor de un trasteo que con la izquierda no tuvo continuidad. Remató con vistosos adornos y tras la estocada saludó a la ovación de la gente. El cuarto se inutilizó al estrellarse en el burladero a la salida de chiqueros. La descoordinación en las embestidas hizo que el presidente sacara el pañuelo verde. En su lugar salió otro ‘guardiola’ de bonitas hechuras, con poca casta pero ‘servible’, y con el que Saldívar no se entendió. Algunos muletazos diestros tuvieron el sello estiloso del mexicano, sin embargo con la izquierda no lo vio. El monótono trasteo terminó con media estocada de efecto rápido. |
Manuel Fernández mostró de inmediato unas enormes ganas de agradar. Saludó a la verónica muy asentado al segundo de la tarde, un novillo complicado que se revolvía con inmediatez y se iba al cuerpo del torero con muy malas intenciones |
Manuel Fernández mostró de inmediato unas enormes ganas de agradar. Saludó a la verónica muy asentado al segundo de la tarde, un novillo complicado que se revolvía con inmediatez y se iba al cuerpo del torero con muy malas intenciones. Optó el sevillano, con decisión, por el toreo al natural, y allí, casi en los medios, al segundo intento le vino la espectacular voltereta sin consecuencias. De todas formas, lo mejor del torero de Dos Hermanas lo hizo con la izquierda. Fueron dos tandas al natural en las que bajó la mano, toreó despacio y ligó los pases. Después, la intermitencia de una faena hizo que no cogiera altura un trasteo en el que puso una enorme voluntad. Una estocada caída y un descabello precedieron a la ovación con la que su gente le agradeció lo hecho. Al quinto, muy parado y a la defensiva, tras un leve intento a derechas poco más pudo hacer que demostrar su valor en un toreo de cercanías que tampoco llegó a emocionar. Mató mal y todo quedó en respetuoso silencio. |
Tampoco Thomas Duffau se mostró con demasiadas ansias de triunfo. El francés, al que no se le vio con el capote, se pasó la tarde intentando ejecutar un toreo bien dibujado, muy despegado y sin una mínima emotividadTampoco Thomas Duffau se mostró con demasiadas ansias de triunfo. El francés, al que no se le vio con el capote, se pasó la tarde intentando ejecutar un toreo bien dibujado, muy despegado y sin una mínima emotividad. Al descastado y rajado tercero le trazo algún que otro natural antes de la estocada, y con el noble sexto se perdió en entre más de cien pases sin que uno solo transmitiera al público una pizca de emoción. El francés de Mont de Marsant no estuvo bien, quizá, con el novillo más ‘servible’ de la bien presentada, aunque sosa, novillada de los Herederos de Salvador Guardiola. |
AL NATURAL |
Temeridad sin sentido
Francisco Mateos.-
El cuarto novillo salió con pies y lo llamaron desde el burladero de los tendidos pares de sombra. Como siempre. El piquito de capote asomando por la tronera y el novillo que remató. Remató y se remató, vamos. El testarazo se oyó hasta en Bellavista. El novillo cayó desplomado. Muerto. O casi. Porque el pobre medio se levantó, dando tumbos y completamente descoordinado. Aquí fue cuando ocurrió lo que nunca debió pasar. El presidente, Julián Salguero, no sólo no ordenó al novillero actuante -Arturo Saldívar- que se metiera para dentro, sino que sacó el pañuelo blanco para que saliera el picador, como si allí no hubiera pasado nada. ¿Qué puñetas pensaba? ¿Que se le daba un Termalgin al animalito para el dolor de cabeza y a seguir embistiendo? Fue una temeridad permitir que se pusieran delante dándole capotazos mientras el toro se tambaleaba con incierta embestida. |
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Recuerdo hace algunos años ya, no sé si Paco Teja o Juan Murillo, en una corrida o una novillada, que ocurrió lo mismo, y muy acertadamente no sólo no ordenó que no saliera el picador, sino que llamó al delegado al callejón para que los alguacilillos ordenaran a todos lo actuantes meterse dentro de los burladeros, y que desde lejos lo citaran para que se moviera -solo- por el ruedo para comprobar si se recuperaba. Dejar a un torero en el ruedo con un animal tambaleante de inciertas embestidas es una temeridad impropia de un buen presidente. Estoy de acuerdo que quizás sólo fuera el testarazo y si se recupera en un par de minutos podía proseguir la lidia, pero en esas condiciones, recién golpeado y con los zigzagueos al embestir, era una temeridad de la que sólo el presidente hubiera sido el único responsable. Y mucho más sacar el pañuelo blanco del cambio de tercio como si nada hubiera ocurrido. Al final, fue devuelto porque quedó completamente descoordinado. |
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